miércoles, 18 de enero de 2012

Cuenca del río Negro

     Los ríos que integran esta cuenca no son sólo algunos de los más hermosos de nuestro país (cualidad aprovechada por el turismo), sino que también permiten la existencia de ciudades y oasis agrícolas en regiones absolutamente desérticas. Nacen en la región cordillerana (ver entradas correspondientes a los Andes Áridos, para el río Neuquén, y a los Andes Patagónico-Fueguinos, para el Limay y sus afluentes).

     El río Neuquén nace cerca de Andacollo, en las laderas del volcán Domuyo. La foto corresponde a un puente carretero que lleva a dicho pueblo, en el NO neuquino.
     Junto antes de su confluencia con el Limay (que se aprecia muy bien en la tercera foto), donde nace el río Negro, delimita a ambas provincias y a sus ciudades de Neuquén (a la derecha en la imagen) y Cipoletti (a la izquierda, en Río Negro). El primer puente es el ferroviario, el otro es el carretero.


     El otro afluente del Negro es el Limay, con un caudal más parejo y mayor que el Neuquén (su principal proveedor es el lago Nahuel Huapi), pero también ríos como el Collón Curá (ver entrada correspondiente).






     Las dos fotos siguientes muestran a las ciudades de Viedma (capital de Río Negro) y Carmen de Patagones, en el extremo S de Buenos Aires. En la práctica los habitantes de ambas se sienten parte de un mismo núcleo urbano, al que llaman "la comarca". La quinta imagen está tomada hacia el E, por lo que Viedma se ve a la derecha y Patagones a la izquierda; mientras que en la sexta, en dirección O, cambian las posiciones de ambas ciudades.





     Unos 20 km aguas abajo, el río desemboca en el Atlántico, junto al balneario rionegrino de El Cóndor (llamado La Boca por su ubicación junto a la boca del río). Es muy complicada su navegación, porque justo en su desembocadura sus sedimentos forman bancos transversales. Por eso, cuando en el marco de la guerra contra Brasil la flota del Imperio quiso invadir la zona, perdió sus barcos, y sus marinos, en tierra, fueron vencidos con facilidad por la guarnición ínfima de Patagones. Hasta ahora siguen estando en la iglesia de la ciudad las banderas capturadas a los brasileros el 7 de marzo de 1827.

















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